jueves, 7 de mayo de 2015

Crimen perfecto (recuerdo pre-eleccionario)

Sofía Irene Cardona


   Les fastidiaron las escuelas, y levantaron los ojos al cielo en pacífica oración. Les quitaron los hospitales, y fueron humildemente a hacer cola, tarjetita en mano. Los dejaron sin trabajo, y decidieron buscarse el dinero por la izquierda. Les subieron el costo de la luz, y apagaron los interruptores. Los abarrotaron de malos administradores, peores servicios, largas filas, tremendos tapones, terrores callejeros, y se encerraron a gritarse unos a otros. Se enriquecieron a costa del erario público y, aún así, bailaron con los mandamases en la tarima al son de la victoria.

   Los políticos saben que sus víctimas lo olvidarán (eso concluyen sus estudios de mercado) y por eso les sonríen tan campantes desde los pasquines, en la televisión, tras los cristales oscuros, sobre la muchedumbre, bajo la siniestra sombra a puerta cerrada. Pronto empezará su carnaval, se están preparando:  banderas, tumbacocos, pegajosos jingles, mucha diversión. En estos días, aprovechando el furor de los indignados, las fiestas de disfraces y los cielos que anuncian las fiestas navideñas, recorrieron las avenidas escandalizando a bocinazos, tomándolas con la algarabía del carnaval. Se acercan los tiempos de la euforia.

   Los candidatos les aseguran que también ellos son “pueblo”. Tienen familias, deudas, planes, cicatrices. Se esforzarán en el intento. Algo les ofrecerán para distraerlos y asegurarles que el mundo está bien hecho:  un descuento, un cheque, una promesa, una ilusión, una gran fiesta. Invadirán las calles, las mañanas, los sueños, hasta el mismísimo cielo en avionetas.  No habrá cinta amarilla ni contingente policiaco ni vergüenza que los detenga, todo ser viviente será tablón de expresión pública.

   Ese es el plan que tienen: decretar, posar, repartir, ocupar el espacio del dominio sobre tierra, mar y cielo: cien por treinta y cinco, para la foto, para la historia, para el bolsillo, para la gloria. Cuentan con sus víctimas, las necesitan para seguir mandando, y habrá cómplices. 


   Ese es el plan, su democracia, crimen perfecto.